Había una vez un camino, en algún lugar, en algún momento de esta existencia. Una mujer caminaba, al principio sin cansarse, a veces se detenía a observar cada detalle, otra veces por las prisas solo corría sin descanso, solo quería llegar a algún lugar, que ni ella misma sabía a ciencia cierta como era, pero ella seguía sin descanso.
Después se cansó y se detuvo junto a otros que también caminaban por el mismo camino igual que ella.
¿Será que ellos si saben hacia a donde van?. Se preguntaba.
Se sentó a la orilla del camino en una piedra grande viendo al sol que poco a poco se escondía y trató de comprender una lista interminable de porqués que habia en su cabeza, trató de convencerse de que la vida simplemente es como es y solo queda tener que aceptar el destino, sea lo que sea que éste sea.
Trató de preguntar a otros que quizá se veían menos confundidos, pero al final no encontró nuevas respuestas. Todos, al igual que ella caminaban por el mismo camino de incertidumbre, quizá algunos con un poco mas de claridad, pero todos i
gual de perdidos caminando, corriendo o deteniéndose en momentos a descansar.
Al final no estoy segura en que acaba este cuento, lo que si creo saber es que es necesario ser valientes para decidir el rumbo que hay que tomar y seguirlo.
Descansar, tomar aire, meditar y seguir. Hasta llegar.
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