El mundo se acaba pero no termina de acabarse Solo sigue destruyendo todos nuestros planes Nos va dejando de a poco en el olvido, recluidos, sumergidos en recuerdos La multitud se reduce a unos cuantos que cada vez son menos.
Vemos el reloj seguir su curso y esperamos a que algo pase, a que todo vuelva a ser igual que antes.
¿Realmente recordamos como era la vida entonces?
Para crear un hábito se necesitan veintiún días Ya han pasado más de sesenta y todos son domingos
No hay alarmas, no existen horarios Mejor ni hablemos de una hora para el baño. Poco a poco, hemos comenzado a desexistir Para existir de nuevo.
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